La infancia es una época maravillosa de aprendizaje y desarrollo y hacer de ella un tesoro para nuestros hijos es una de las máximas que tenemos muchos como padres. Sin embargo, la sociedad en la que vivimos hace que muchos niños crezcan antes de tiempo, lo que puede ser un problema a varios niveles: en primer lugar, su personalidad y autoestima pueden verse afectadas (sobre todo si les encargamos roles y tareas que, por condiciones físicas, mentales y de desarrollo no están a su altura). En segundo lugar, este problema desemboca en que el paso de la infancia a la adolescencia sea cada vez más precoz y, como decimos, la infancia es un periodo fundamental que no deberíamos acortar, ya que de él depende el desarrollo futuro de muchos aspectos de la vida de los pequeños.
Además, existe el problema añadido de seguir rindiendo culto al cuerpo en la sociedad. Mientras la vestimenta y la apariencia física sigan siendo tan importantes y, además, mientras sigamos educando y enseñando antes de tiempo a niños y niñas pequeños que deben tener siempre una buena imagen e ir siempre de punta en blanco, no lograremos acabar con el problema de la desigualdad y todo lo que ello acarrea como problemas de seguridad y autoestima.
Desde que nacen se educa a los niños para que sepan qué espera la sociedad de ellos. Se les educa en función a unos valores preestablecidos que les hace perder su propia personalidad (o más bien no formarla) pasando a centrarse solo y exclusivamente en su cuerpo pues, según se les enseña, es su culto y la imagen que van a dar a la sociedad.
Querer vestir a los niños como adolescentes con tan solo cuatro años o incitar a las niñas a que se pongan tacones, se maquillen o se hagan la manicura con cinco son tan solo algunos de los ejemplos de hipersexualización candentes en la sociedad actual.
En 2001, el Informe Bailey (un estudio sobre la comercialización y sexualización de la infancia elaborado por el primer director ejecutivo varón de la Mother´s Union por encargo del Gobierno de David Cameron) definió por primera vez el término hipersexualización: “sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces y conlleva a una infancia cada vez más sexualizada”.
¿Qué problemas acarrea la hipersexualización?
Las niñas son, normalmente, el género más afectado por la hipersexualización. Se les invita a maquillarse, a hacerse la manicura, a vestirse como mayores o a soñar con ser modelos desde bien pequeñas. Esto provoca vulnerabilidad: se desarrollan personas con poca autoestima que corren el peligro de ser fácilmente manipulables por otras. Además, uno de los problemas más serios es que tanto niños como niñas comienzan a adoptar ese rol de objetos sexuales y de hombres y mujeres como algo natural y, lo peor, como algo ideal que tienen que alcanzar a cualquier precio. Esto desemboca en problemas alimenticios y de desarrollo si no se llega a los objetivos deseados disminuyendo la calidad de vida y el bienestar emocional.
¿Cuáles son los factores que provocan hipersexualización de la infancia?
Lo peor de todo esto no son ya los factores, si no que estamos tan acostumbrados a ver estos patrones de comportamiento que nos cuesta mucho identificar lo que no está bien, lo que hace que nuestros niños pierdan la infancia antes de tiempo y comiencen a actuar conforme la sociedad quieren que actúen.
El soporte que más facilita la hipersexualización es la publicidad. En ella, sobre todo las niñas son usadas como objetos sexuales, vestidas como mujeres 20 o 30 años mayores que ellas y maquilladas con el objetivo de tocar nuestra fibra más “dulce”.
Además, las series y las películas de televisión y cine también son otro de los soportes en los que más candente está el término hipersexualización de la infancia (programas que invitan a niñas a participar en concursos de belleza o que los ponen a cantar con tan solo 4 o 5 años).

En China hemos visto recientemente que se ha recreado el icónico desfile de Victoria´s Secret protagonizado por niñas de 5 años de media ataviadas con modelos lenceros y alas, imitando a los ángeles de la famosa firma.
Además, recientemente se ha hecho viral un vídeo de una niña de cuatro años haciendo un tutorial de maquillaje. Hay quien lo considera "gracioso" o "divertido" y aunque no negamos que la niña puede ser muy graciosa, el trasfondo sí nos preocupa.
¿Cuál puede ser la solución a este problema?
La solución verdadera no está en mano de padres y tutores de los pequeños, aunque nuestro papel obviamente es importante. La verdadera solución corre a cargo del Gobierno y de los medios de comunicación de cada país.
En Francia, por ejemplo, se ha prohibido a los menores de 16 años posar para marcas de moda mientras que, en Reino Unido, se ha optado por tapar las portadas de las revistas eróticas y la reducción de los anuncios con contenido sexual.
En casa como padres también podemos llevar a cabo algunas medidas para intentar controlar la hipersexualización. Ante todo dejar claro al niño desde pequeño que cada persona tiene su personalidad y tiene que ser fiel a ella pase lo que pase, haciéndole ver que la belleza reside en la individualidad. Además, podemos dosificar los medios de comunicación controlando mucho lo que ven y lo que no. En este punto toma mucha importancia el control que debemos tener sobre el uso que hacen de redes sociales.