Libre albedrío, libertad e independencia
El pueblo dominicano estará celebrando, próximamente, la independencia nacional. Se proponen estos términos: independencia, arbitrio y libertad para profundizar en la autoconciencia.
El libre albedrío es un concepto filosófico y teológico que se refiere a la capacidad de tomar decisiones de manera voluntaria y autónoma, sin presión de factores externos. Por otra parte, asevera el Catecismo de la Iglesia Católica: “Por el libre arbitrio cada uno dispone de sí mismo. La libertad es en la persona una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra bienaventuranza”. El libre albedrío posibilita la libertad, por lo que se puede afirmar que este es anterior a la libertad. Si el libre albedrío es la capacidad de elegir y tomar decisiones, entonces la independencia, es la libertad de actuar sin presiones o limitaciones.
Definitivamente, independencia y libertad no son conceptos necesariamente sinónimos. Especialmente cuando se refiere a naciones. Un estado puede ser independiente pero no libre, a la inversa, puede ser dependiente pero libre. La “independencia”, generalmente, se refiere a naciones o colectivos de personas; y, “libertad” es un constructo relativo a los ciudadanos, a los individuos y a las personas. Dice San Pablo en la Carta a los Gálatas 5,1: “Cristo nos liberó para ser libres. Manténganse, pues, firmes y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud”. El Apóstol sabe que la libertad puede malinterpretarse con el libertinaje; todos lo sabemos. El Evangelio es el don de la libertad más grande que el hombre tiene que recuperar, constantemente, como don de Dios. La libertad verdadera es un don del Espíritu y, el libertinaje, consecuencia del egoísmo.
La Biblia no menciona explícitamente el libre albedrío. Sin embargo, la caída de Adán y Eva en el pecado, narrada en el Génesis, es un ejercicio del libre albedrío por haber elegido, voluntariamente, desobedecer a Dios. Igualmente, cuando Jesús dice: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”, está apelando al libre albedrío de la persona.
Sin embargo, según la neurociencia, el libre albedrío, no interviene en una decisión porque estudios demuestran que las personas toman conciencia de la ejecución de una acción varios milisegundos después que el cerebro ha tomado la decisión de ejecutarla. Igualmente, la psicología defiende que no es posible afirmar la existencia del libre albedrío porque ciertos comportamientos no siempre están regidos por la voluntad. Los neurocientíficos prefieren adoptar la expresión “toma de decisiones”, por ser más flexible que “libre albedrío”. Aseguran que es el cerebro el que origina y regula lo que hacemos y lo que pensamos. En definitiva, “Toma de decisiones” y “libre albedrío” son conceptos relacionados con la capacidad de elegir y actuar de manera autónoma. Hasta ahora sostenemos que una persona no puede decidir sin libre albedrío, y este es anterior a la libertad. Sin embargo, permanecemos abiertos a los descubrimientos de la neurociencia. ¡Sigamos fortaleciendo nuestra independencia!